El docente como agente socializador para prevenir la violencia escolar

La violencia es una enfermedad social que ataca la vida escolar. Las malas relaciones, los abusos entre iguales y la agresividad escolar se refleja  en el rendimiento académico y en el desarrollo emocional-social de nuestros estudiantes.

La violencia entre escolares se podría definir como un comportamiento de prepotencia, abuso o agresión injustificada que unos niños ejercen sobre otros. Cuando se repite en el tiempo, termina causando  un grave daño psicológico y moral tanto en la victima como en el agresor. Este problema afecta también el clima social del aula y de la Institución educativa.

Es importante para entender este tema, distinguir entre abuso y conflicto entre iguales. Un conflicto es una situación de diferencia de criterio, de intereses o de posición personal ante una situación que afecta a más de un individuo. Los escolares en su convivencia presentan experiencias divergentes de muchos tipos que deben aprender a resolverlos utilizando el dialogo y la negociación.

El abuso en cambio, no es en sí un conflicto entre iguales. La agresividad gratuita que estamos  llamando violencia escolar, establece dos papeles sociales, el del estudiante que actuando de manera despótica y prepotente, intenta dominar la voluntad del otro, este último que destrozado por una situación  que lo desborda se ve obligado a asumir el papel de víctima.   

Por otra parte hay que distinguir entre violencia y juego rudo, durante los primeros grados de educación primaria, está muy presente este tipo de interacción, especialmente entre los niños pequeños. Este tipo de juegos, muy estudiado por la etología del desarrollo, es un comportamiento que puede darse en pareja o en pequeños grupos, en él los jugadores se persiguen, se agarran, se tiran al suelo, en medio de una algarabía de gritos y palabras en la que todos reconocen un gesto lúdico.

Podemos distinguir estos comportamientos de otros que si son violentos porque los estudiantes mantienen una actitud alegre y una sonrisa. Sin embargo algunos profesores no parecen diferenciar, en la práctica, la simulación de peleas de la agresión real, lo que plantea una dificultad de comunicación entre los estudiantes y los adultos, generando desconfianza en estos últimos.  

La indisciplina, no siempre implica violencia interpersonal, aunque sea un problema próximo a ella. Muchos docentes  se quejan de los problemas de disciplina del centro o del aula. Aunque pueda parecernos un serio problema académico, no deberíamos confundir los asuntos de disciplina con los malos tratos entre iguales, ya que los primeros están basados en la necesidad de aprender reglas de relaciones en general y asumir las convenciones sociales, mientras que los segundos son problema de moral de convivencia.

Las raíces psicológicas y sociales de la violencia escolar son diversas, así como son las formas en que éstas se presentan, ya que varían con la edad, adoptan diferencias significativas con relación al sexo y matices de presentación en lo que respecta a los distintos ámbitos socio-culturales: violencia social, familiar, abuso físico, psicológico, el uso de alcohol y drogas en adolescente, problemas para interactuar.

A través del panorama brevemente esbozado es importante tomar medidas para minimizar los actos de violencia entre los escolares, en la cual la acción del docente ejerza un papel fundamental, ya que es él quien guía el proceso educativo. Por lo que se sugiere enfoque óptimo para el manejo del salón de clases o lo que podemos llamar “Disciplina Positiva”, este enfoque consiste en estableces el ambiente de aprendizaje deseado al mismo tiempo que impone el menor número de restricciones.

En esencia un buen manejo educativo,  anuncia intenciones claras y hace posible supervisar las conductas para ver si se está progresando hacia objetivos compartidos. Para los estudiantes automotivados, les dice cómo proceder y hacerlo bien, para los otros estudiantes, establece condiciones que le permitan aprender autocontrol e involucrarse en tareas académicas. Estos estudiantes llegan a entender que las recompensas y privilegios están asociados con el progreso personal en las tareas asignadas.

La disciplina positiva,  establece para mejorar la agresión y fomentar la cooperación, los siguientes lineamientos:

  • El Docente debe preséntese como un modelo no agresivo:
  • No utilice la amenaza de agresión, para lograr la obediencia.
  • Cuando surja un problema, modele estrategias de solución de conflicto.
  • Asegúrese que su aula tenga espacio suficiente y material apropiado para cada estudiante:
  • La planeación cuidadosa del ambiente físico es parte integral del buen manejo del salón de clases. Cuando diseñe su aula, piense en las actividades que realizará e invite a sus estudiantes a participar en el proceso de planeación.
  • El ámbito físico del salón de clases afecta a seis factores importantes: seguridad, abrigo, contacto social, identificación simbólica, instrumentalidad de la tarea, placer y crecimiento.
  • La naturaleza y acomodo del mobiliario en el salón de clases, puede afectar las oportunidades de los profesores para la interacción con los estudiantes y el grado en que puedan observar las conductas en curso. La densidad de los estudiantes puede incrementar la insatisfacción, la agresión, disminuir la atención y la ejecución de actividades asignadas. Los cambios menores en el ambiente físico pueden conducir a cambios importantes en la conducta.
  • Enseñe en forma directa comportamientos positivos:
  • Incluya lecciones sobre ética-moral social, valores mediante la lectura de material selecto y realice debates entre ellos.
  • Analice los efectos de las acciones antisociales como robar, pelear y propagar rumores.
  • Ofrezca oportunidades para aprender tolerancia y cooperación:
  • Enfatice las similitudes entre las personas más que las diferencias.
  • Elabore proyectos de grupo que alienten a la cooperación.
  • Supervise de manera activa a los estudiantes en el área de clases, en los recreos y actividades extracurriculares.
  • Aumente la comunicación con los padres sin importar las conductas de los estudiantes.
  • Haga énfasis en las normas de organización de la escuela que apoyan la comunicación, la colaboración y la planeación.
  •  Para fomentar la autoestima y modificar conductas, se requieren os siguientes lineamientos:
  • Al impartir disciplina:
  • Defina con claridad las reglas, estas deben ser claras, mínimas y flexibles.
  • Haga cumplir las normas consistentemente, existiendo coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
  • Al impartir disciplina hágalo de forma calmada, indique la norma violada y no discuta con el estudiante infractor, hágale saber qué hizo mal.  No regañe, actué.
  • Establezca las sanciones de la mala conducta:
  • Aplique las consecuencias inmediatamente, chequee la conducta apropiada con frecuencia.
  • El castigo debe ajustarse a la magnitud de la falta, sin caer en excesos.
  • Evítele al niño el ridículo, no lo critique delante de sus compañeros.
  • Al suministrar reforzamiento debemos realizar las siguientes recomendaciones:   
  • La suma de los reforzamientos deben superar la de los castigos, para aumentar la autoestima.
  • Elogie la buena conducta:
  • Elogie inmediatamente cualquier buena conducta, rendimiento o pequeño esfuerzo.
  • Modifique los refuerzos que resulten ineficaces para motivar cambios conductuales.
  • Enséñele al niño a auto reforzarse: estimule su pensamiento positivo.
  • Ignore interrupciones menores.
  • Al suministrar aprendizajes:
  • Evite la monotonía, sea animado, activo, sensible.
  • Use la enseñanza interactiva con participación adecuada, sin exigencias estresantes.
  • Utilice diversidad de estrategias y técnicas multisensoriales para atender los estilos de aprendizaje de todos los niños del aula.
  • Estrategias visuales: resaltar, diagramar, enmarcar, colocar símbolos visuales, videos, mapas de conceptos, modelar, etc.
  • Estrategias acústicas: grupos de discusión, uso del ritmo, música, juegos verbales. Tormenta de ideas, preguntas y respuestas, repetición oral de las instrucciones, reportar los aprendizajes logrados en el aula.
  • Estrategias kinestésicas: empleo de instrumentos, uso de computadoras, juegos, danzas, actividades de manipulaciones y demostraciones.
  • Incentive el aprendizaje personal  y colectivo
  • Maneje su propio nivel de frustración y estrés:
  • Mantenga la calma ante conductas violentas
  • Sea razonable cuando el estudiante reaccione con mal comportamiento.
  • Tenga un plan de manejo de la conducta, prevea por anticipado.
  • Este preparado para lo peor.
  • Evite la improvisación.
  • Pida ayuda adicional cuando sea necesario a los especialista con que cuenta la institución, psicopedagogos, psicólogos, profesores con mayor experiencia.

La figura del maestro es fundamental en la creación de un ambiente de convivencia pacífica en el aula, es muy importante su espontaneidad, la capacidad para expresar su propio estado de ánimo y compartir sus sentimientos con los demás.

El Docente debe ser el catalizador de los sentimientos de sus estudiantes, debe llevar el corazón abierto al trabajo, puesto que es un elemento más de participación y compromiso en el desarrollo de las experiencias del aula. Esto es un gran reto para nosotros, porque no todos nos sentimos o estamos preparados para compartir emociones, ilusiones, vivencias y sentimientos con nuestros alumnados

Para culminar, no sólo es importante implicar al docente, en la prevención de la violencia escolar, sino también involucrar a la familia como núcleo elemental en la formación del individuo, la comunidad y la sociedad en general de donde emanan los valores y modelos sociales. Hay que trabajar en un clima de consenso y negociación permanente, asumiendo que cada quien asuma su responsabilidad, creando programas contra la violencia ya que esto constituye una vía de intervención para mejorar la calidad de vida de estudiantes y docentes.

Ponencia Realizada para la Jornada de la  Liga Venezolana De Higiene Mental “Salud Mental versus Violencia Social”. Realizada el 8 de junio de 1998. Caracas, Venezuela.

Publicado por Mariene Piñero

Docente especialista en psicología educativa con 25 años de experiencia en atención a niños y adolescentes. Terapia familiar y orientación escolar.

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